Se tienen bien escamados y limpios dos peces de río, dos lenguados, dos pedazos de congrio, cortado todo en trozos, y veinticuatro almejas muy frescas.

En el fondo de una cacerola se colocan dos cebollas y dos tomates partidos en rodajas y pedazos, respectivamente; dos ruedas de limón, dos hojas de laurel, dos clavillos, unas hebras de azafrán, una cucharada de perejil picado, medio cuartillo de vino blanco, cuatro cucharadas de aceite y la sal y pimienta necesaria para sazonarlo.

Sobre todo esto se coloca el pescado y las almejas, se le añade agua hasta medio cubrir el pescado, se pone sobre un fuego muy vivo, para que hierva por espacio de cuarenta minutos, pasados los cuales se apartan los pescados en una fuente y se vierte el caldo en la sopera sobre rebanadas de pan frito.

Hay que advertir que, llevando almejas, cualquier pescado es bueno.

En una sartén con aceite se fríe cebolla, tomate y pimiento colorado, picadito todo.

Cuando está frito se echan unas ruedas de patatas, que se fríen también; se les da unas vueltas, se les pone después un polvito de pimiento molido, se le añade agua, se sazona de sal, y cuando dé un hervor, se vierte en la sopera o fuente, sobre el pan rebanado, y se sirven, siendo económicas y agradables.

Se mondan y cuecen las patatas hasta que se deshagan, machacándolas luego y pasándolas por el colador.

Después se rehogan en manteca con cebolla muy picada, poniéndolas cuando la cebolla esté casi frita; se sazonan de sal, se mueven bien y se humedecen con el agua de cocerlas, formando así un caldo sabroso y agradable, con el cual se hace la sopa de pan o arroz, cociéndolo, tanto éste como el pan.

Se desala y cuece un pedacito de bacalao.

Luego se machaca en el mortero un ajo, cominos y bastante miga de pan. Se le pone un polvo de pimiento molido, y todo esto se amasa muy bien con aceite dentro del mortero, añadiéndole un poquito de vinagre. Bien batido se echa en la olla donde cuece el bacalao; se arregla de sal, si necesita alguna, y si el caldo está salado se tira un poco antes de ponerle el machacado, aumentando con agua la sal necesaria.

En vez de pimiento molido puede machacarse con el ajo y cominos un pimiento dulce seco, remojado en agua caliente o cocido con el bacalao.

También puede hacerse esta sopa sin bacalao, esto es, con el machacado y agua caliente, agregándole un huevo batido con agua fría al tiempo de servirla, y moviéndole para que no se cuaje.

Para hacer esta sopa, se fríe en aceite cebolla, se agregan los guisantes, se les da una vuelta, se les pone pimiento molido, se revuelven, y en seguida se les añade agua, sal y un machacado de ajo y perejil.

Se les pone también hoja de laurel, dejándolos cocer hasta que estén tiernos, y cuidando que no queden secos.

En su salsa se estrellan los huevos, que se quieran, y se sirve.

Se cuece cebolla, tomate, pimiento, zanahoria, apio y patata, todo picado, añadiéndole un poco de manteca, y se aliña con pimienta, perejil y sal.

Cuando esto se ha cocido se pasa por tamiz y se forma un puré clarito, que se sirve con costrones de pan frito.

Se fríen unas rebanadas de pan finitas, se sacan, y en el aceite sobrante se fríen bastantes cebollas. Cuando están casi fritas se espolvorean de pimiento molido, se les añade agua y se traslada a una cazuela, poniéndoles sal y vinagre.

Cuando esté hirviendo el caldo se echa el pan rebanado, que se tiene preparado para la sopa; se ponen encima los picatostes se deja cocer un poquito, y se sirve.

Se tiene en la sopera rebanado el pan y aliñado con aceite y vinagre.

Se pone a cocer en la sartén agua con sal, y cuando hierva se echa en ella un huevo, dejando que empiece a cuajar la clara y que la yema quede blanda. Entonces se separa la clara de la yema y ésta se echa sobre el pan aliñado, revolviéndolo con una cuchara. De este modo se van haciendo todos los huevos que quieran ponerse.

Una vez terminados, se vierte el contenido de la sartén, con las claras cuajadas, y, muy caliente, sobre la sopera, sirviendo la sopa antes que se enfríe.

En una cacerola se pone manteca fresca de vaca, y cuando está derretida se le añade una cebolla finamente picada y unos diez tomates mondados y picados en grandes trozos.

Cuando ambas cosas estén fritas se les agregan unos dos litros de agua hirviendo, cien gramos de pan rallado y tostado, dejándolo cocer todo por espacio de media hora.

Pasado este tiempo se cuela el caldo, se pone a cocer de nuevo, agregándole sal y una chispa de pimienta; y finalmente se le echa un huevo batido, moviéndolo mucho, para que al cuajarse forme como unos hilos. Es exquisita.

Bien preparada esta sopa, es excelente y apetitosa, resultando muy agradable para almuerzo.

Se mondan y pican medio kilo de tomates muy maduros, que se dejan en un plato.

También se preparan colocándolos después en una cacerola unos cuadraditos de pan, que se fríen en una sartén con aceite.

Hecho esto se rehoga, en aceite, una cebolla pequeña o media de regular tamaño, picada finamente, y poniendo a freír con ella un diente de ajo sin mondar, pero despachurrado. Este se añade cuando empieza a dorarse la cebolla, se le da una vuelta y después se agregan los tomates; que se rehogan sin freírlos, para que resulten más gustosos.

Cuando esté suficientemente rehogado el tomate, se le agrega el caldo de vigilia, dejándolo cocer durante quince o veinte minutos. Entonces se cuela el caldo sobre el pan frito, se mete la cacerola en el horno o entre dos fuegos, para que cueza un poco con igualdad, y se sirve.