Se tienen bien escamados y limpios dos peces de río, dos lenguados, dos pedazos de congrio, cortado todo en trozos, y veinticuatro almejas muy frescas.
En el fondo de una cacerola se colocan dos cebollas y dos tomates partidos en rodajas y pedazos, respectivamente; dos ruedas de limón, dos hojas de laurel, dos clavillos, unas hebras de azafrán, una cucharada de perejil picado, medio cuartillo de vino blanco, cuatro cucharadas de aceite y la sal y pimienta necesaria para sazonarlo.
Sobre todo esto se coloca el pescado y las almejas, se le añade agua hasta medio cubrir el pescado, se pone sobre un fuego muy vivo, para que hierva por espacio de cuarenta minutos, pasados los cuales se apartan los pescados en una fuente y se vierte el caldo en la sopera sobre rebanadas de pan frito.
Hay que advertir que, llevando almejas, cualquier pescado es bueno.