Para cada diez melocotones, de árboles cultivados en espaldera, se ponen cien de árboles cultivados al aire libre.
Se machacan todas las frutas con un puñado grande de hojas de melocotonero y se añade a la pasta un poco de miel, dejándolo fermentar.
Cuando haya cesado la fermentación se cuela el líquido obtenido, esgrimiendo las heces y colocándolo en un barril, con treinta gramos de azúcar por litro de vino y un litro de aguardiente para todo el líquido que se haya sacado.
Se deja reposar y aclarar para embotellarlo luego.