Se machaca muy bien una libra de almendras con otra de azúcar; esta pasta se coloca en un baño y se trabaja mucho, echándole hasta ocho huevos, poniéndolos uno por uno, y trabajándolo siempre que se ponga alguno.
Luego se bate con un tenedor, echándole, poco a poco, ocho o diez yemas, según esté la masa de seca, y se sigue batiendo, hasta dejarla como bizcocho.
Se tiene hecha una masa con media libra de harina, sobre la cual se echa media jícara de aceite hirviendo; se mueve bien con la harina, para que se mezcle, añadiéndole después un huevo y la cantidad de agua que se crea necesaria, para que pueda la masa trabajarse y extenderse.
Con esta masa, muy delgada, se forra completamente un molde o cacerola, se extiende bien y se pone en ella la mezcla de almendras, cociéndola en el horno.
Luego que toma color se cubre con un papel de barba que la tape bien, para que cueza sin requemarse, y cuando sale del horno se le da una capa de almíbar con un pincel, después de sacarla ¡del molde, y se espolvorea de azúcar, canela y grageas.
Si no se quiere cubrir el molde de masa puede cubrirse de papel blanco engrasado.