Recién cogidos se limpian con un paño, se les cubre la parte donde estuvo el rabo con cera derretida y se meten en orzas, que contendrán una salmuera hecha con agua y sal, disuelta en ella, graduada con un huevo fresco.
Para esto se va deshaciendo en un baño la sal con el agua hasta que, poniendo dentro del líquido un huevo, sobrenade éste asomando un poco de la coronilla.
También se cogen bien sazonados, sin que estén blandos; se ponen unos cuantos días al sol, y haciéndoles algunas cortaduras, se meten en orzas o frascos, cubiertos de vinagre fuerte y quedando bien cerradas las vasijas.