En un perol se baten seis claras de huevo hasta el punto de nieve; después se añadirán doce onzas de azúcar tamizada y bien seca, y las raspaduras de un limón.
Cuando todo esté bien incorporado, se hacen los suspiros, en forma de bollitos, de la forma y tamaño de un duro, colocándolos sobre papel blanco; se dejan en la estufa, y pasada media hora o una hora, se cuecen en el horno entrefuerte, teniendo cuidado, al cocerlos, de taparlos con un papel, para que no se quemen.