Se eligen dos docenas y media de albaricoques, que estén bien maduros, y, despojándoles del hueso, se hacen pedazos, poniéndolos al fuego con medio litro de agua, en una cacerola. Se cuecen un poquito, pasándolos luego, con toda la pulpa, por un tamiz.
Se le reúne a esta pasta unos doscientos gramos de azúcar, que se habrá desleído con agua, al fuego, y mezclado esto con la pulpa cocida, se deja enfriar para helarlo luego.
Para hacer el sorbete de melocotón, se procede exactamente igual que para el de albaricoque, diferenciándose de éste en que, como es más agrio, debe ponérsele más azúcar.