Se fríen en bastante manteca unas cebollas cortadas en pedazos hasta que se doren un poco, sin ponerse negras.
Entonces se les echa una cucharada de harina, removiéndolo bien hasta que la harina tome un poco de color.
Luego se le añade agua en cantidad suficiente, sal y pimienta; se deja hervir un poco y se cuela, si se quiere, poniendo el caldo en la sopera sobre pan francés partido en pedacitos y tostado.
Esta sopa es muy corriente y apreciada en Francia.