Este, según nos aseguran, es el pudding predilecto de los Reyes de Inglaterra, y muy especialmente en los días de Navidad.
Para hacerle se necesitan media libra de pasas de Málaga, llamadas sultanas; media libra de azúcar morena de la más superior; media libra de sebo fresco de vaca, muy picadito, o mantequilla de la mejor clase; media libra de pasas corrientes, partidas por en medio y deshuesadas éstas y las sultanas; media libra de pasas de Corinto, lavadas y secas; un cuarterón de cortezas de frutas confitadas, siendo preferibles de limón y naranja, muy picaditas y mezcladas; un cuarterón de pan rallado, dos onzas de almendras peladas y picadas, un cuarterón de harina de flor, las ralladuras de la corteza de un limón fresco, cuatro huevos, una chispa de nuez moscada rallada, media cucharadita, de las de café, de sal; la mitad de medio cuartillo de leche y una copa de las corrientes para vino, llena de coñac; debiendo ser las medidas y pesos muy exactos para el mejor resultado de la preparación.
Cuando todo está dispuesto se baten los huevos, se revuelven bien todos los ingredientes, hasta quedar perfectamente mezclados, y colocándolo en un molde liso engrasado, con la tapadera muy ajustada, se cuece al baño maría, como si fuese un flan.
Luego se sirve ardiendo, para lo cual se le prende fuego al llevarlo a la mesa.
Si se prefiere con salsa, se hace ésta mezclando en frío, y batiéndolas, des yemas de huevo, la ralladura de media corteza de limón, una cucharada de azúcar molida, cristalizada y blanca, dos copitas pequeñas de coñac y la mitad de medio cuartillo de leche. Cuando todo esté bien envuelto se acerca al fuego, sin dejar de moverlo hasta que la salsa quede espumosa y espese, sirviéndola en seguida con el pudding.
Es muy frecuente en Inglaterra, al hacer este pudding, darle dos o tres vueltas cada individuo de la familia, creyéndose que haciendo esto, al mezclar los ingredientes, se aseguran tantos años de vida como vueltas se le dan.