Esta es una de las maneras más sencillas de conservar los melocotones, que una vez secos, resultan muy agradables, puestos en vino blanco con azúcar y canela, unas horas antes de comerlos.
Se eligen sanos y maduros, se mondan y corta toda la carne en espiral, procurando que salga lo más entera posible. Esto se hace llegando bien al hueso para no dejarle carne.
Hecho esto, se colocan, por varios días, en tablas al sol, hasta que estén bien secos, guardándolos del relente y la humedad, como a los demás frutos pasados.
Cuando están, se conservan en sitio seco, puestas en cajones o saquitos.