Para una libra de manteca de vaca, cinco cuarterones de azúcar, otros cinco de harina de Castilla y ocho huevos.
Se bate la manteca mucho, pues cuanto más se bata, más finos han de quedar; se le pone el azúcar molido, batiéndolo de nuevo, y volviéndolo a batir al echar los ocho huevos. De éstos, cuatro se echan enteros, y los otros cuatro, con las yemas solamente, poniéndolos alternativamente, uno con clara y otro sin ella.
Luego se le añade la harina, sin dejarlo de batir, y un polvo de bicarbonato, para que suban, colocando la pasta en cajones de papel, para cocerlos al horno.