Se extiende sobre una tabla, poniéndole sal y al día siguiente se sacude de la sal que le quede, sin deshacerse, y se fríe en manteca, hecho tajadas de dos dedos de gruesas.
Cuando esté frito se pone, con la manteca de freírlo, dentro de un intestino ancho de vaca, llamado, ciego; se ata bien, y se cuelga.
El lomo así preparado, blanco y sin aliño ninguno, sirve para arreglarlo después como se quiera, y entre los guisos que mejor le están es el formulado en este libro con ejl título de “Lomo con naranja”, resultando también agradable con leche.