Se toma litro y medio de alcohol, que se pone en un frasco a propósito; se le añaden doscientos cincuenta gramos de café molido, de buena calidad; se ajusta y ata bien el tapón; se tiene en esta forma por espacio de quince días, moviéndolo cada día una vez.
Al cabo de este tiempo se echan en una cacerola seis cuartillos de agua y seis libras de azúcar, que se clarifica con unas cáscaras de huevo, bien lavadas; cuando va a levantar el hervor se le añaden unas gotas de agua fría, para que no hierva, y se espuma, hasta quedar el almíbar bien clarificado y limpio de toda espuma.
Hecho esto, se deja enfriar, se mezcla con el alcohol y el café, se pasa por una servilleta y se le añade una poquita de tierra de aclarar, lavada; se deja reposar durante doce o catorce horas y se embotella, sin agitarlo.
La proporción para este licor es: para cada cuartillo de alcohol, otro de agua y una libra de azúcar.