Se cuecen enteras, se mondan y machacan, pasándolas por el prensapurés; luego se les pone cuatro o cinco gotas de vinagre, un poco de azúcar y canela, raspadura de limón y un huevo.
Se amasa muy bien la pasta con un poco de harina candeal y se aclara con algo de agua hasta ver que se despega de la fuente con tanto batirla. Cuando está preparada, se fríe la pasta en cucharadas; que se rebozan en azúcar al sacarlas de la sartén.