Conviene que una vez guardadas las conservas, se les dé vuelta de vez en cuando, examinándolas con cuidado para ver si se conservan bien o han sufrido alguna alteración.
Estas pueden ser producidas por el moho, las bacterias y los fermentos.
El moho se destruye fácilmente, exponiendo la conserva al calor húmedo de una temperatura de 190 grados Fahrenheit; aproximadamente. Los fermentos con el hervor, si se trata de compotas.
Las bacterias son difíciles de destruir, porque necesitan temperaturas más elevadas de calor húmedo, y aun así se resisten a veces.