Se ponen dos kilos de sémola en un lebrillo bastante grande. Ésta se remueve mucho con las manos mientras se le va echando agua con sal, removiéndolo sin parar y añadiendo el agua con bastante frecuencia para que forme la sémola como unas pelotitas.
Cuando está bien removido se pasa por un cedazo para limpiarlo de los granos más gruesos, quedando sólo la porción más fina, hasta que la sémola quede bien hecha y bien formadas las pelotitas.
Sobre una olla con agua hervida se pone un coscusero, echando allí la sémola para que rompa el hervor.
Hecho esto se traslada la sémola al lebrillo y se le va agregando otra vez agua con sal, moviéndola bien para cocerla luego, como antes, en el agua, dándole así el segundo hervor, y cuando esté hervida se traslada de nuevo al lebrillo, tapándolo para que se conserve caliente, mientras se hace el caldo.
Éste se prepara calentando en una olla un poco de manteca. Luego se le echa a esta grasa unos pedazos de carnero que se doran muy bien, añadiendo agua, así que estén dorados, para hacer el caldo. A esto se aumenta calabaza, cebolla, zanahoria, nabos, patatas dulces, pasas, garbanzos, pimienta y sal.
Así que todo esté cocido se aparta, rociando entonces la sémola con manteca derretida y mezclándola muy bien.
Al servirlo se coloca, en una fuente redonda, la sémola formando anillo. En el centro de éste se echa la verdura; se riega todo con el caldo y se adorna el plato con huevos duros.
Esto lo comen con las manos; formando con ello unas pelotillas.