Para cada dos kilos de fruta, tres cuartos de kilo de azúcar blanca tamizada y dos copas de ron.
Se ponen los albaricoques y el azúcar en un perol; cuando éste se haya deshecho, se añade el ron, dejándolo hervir, a fuego lento, hasta que se evapore el agua que contiene la fruta y quede el almíbar transparente.
Los albaricoques deben estar pelados y deshuesados.