Se limpian, vacían y chamuscan una docena de calandrias; se les sacan los ojos, sin cortarles los picos, y cruzándoles las patas, se les doblan las cabezas sobre las pechugas enganchándolas y sujetándolas con los picos.
Se corta en dados un octavo de kilo de tocino, ya desalado; se pone en una cacerola con una cucharada de manteca y las calandrias dejando tomar color a las aves, a fuego muy lento. Se toma igual cantidad que de tocino, de setas, ya preparadas, picadas y salteadas con otra cucharada de manteca, para reunirlas luego con el tocino y los pájaros.
Se tienen picadas muy menudas, lavadas y escurridas, ciento cincuenta gramos de patatas, que se sazonan de sal molida; se doran por igual en otra cucharada de manteca, y también se juntan con las aves.
Hecho esto, se pone la cacerola medio tapada al horno, o entre dos fuegos, por espacio de ocho o diez minutos, para que se cueza todo; se apartan entonces a un lado de la hornilla, y se les añaden dos cucharadas de agua y otras dos de coñac, quemado antes en una cacerolita o cacillo.
Entonces se dejan hervir otro ratito, se les añade el perejil, se tapa la cacerola, que se envuelve en una servilleta plegada, para servirlas inmediatamente.