Se limpian y vacían dos alcaravanes, apartando en un plato los higadillos y cortándoles las patas.
Hecho esto, se derriten en una cazuela dos cucharadas colmadas de manteca de cerdo, en la que se fríen medio diente de ajo, una cucharada de perejil picado, los higadillos de las aves y una nuez. Cuando esté todo frito se aparta en un plato, y en la grasa sobrante, se ponen cinco cucharadas de vino blanco, cuatro vasos de agua y luego los alcaravanes.
Después se añade a las aves cuarenta gramos de jamón picado y machacado, un pedazo de cebolla, otro de cáscara de limón y media hoja de laurel. Todo esto se deja hervir por espacio de media hora, agregándole luego un machacado hecho con el ajo, perejil, la nuez y los higadillos fritos; se mueve todo, poniéndole un polvo de sal y otro de pimienta molida, y si la salsa llega a consumirse sin que estén tiernos los alcaravanes, se les va añadiendo agua hasta que estén cocidos y con una cantidad regular de salsa.
Al servirlos se baten aparte dos yemas de huevo con media cucharada de manteca de cerdo derretida; se agregan a este batido un par de cucharadas de la salsa en que han cocido las aves, se sacan éstas de la cazuela y se colocan en una fuente.
Entonces se une el batido a la salsa, se vierte ésta sobre la fuente, pasándola por un colador, y antes que todo se enfríe, se sirve.