Para éstas, que duran todo el año, se eligen las más sanas y mejores, cuando empiezan a madurar.
Se hace una salmuera donde se mantenga flotante un huevo, teniendo en ella las aceitunas por espacio de ocho o diez días; se adoban, pasado este tiempo, con las mismas hierbas aromáticas que las rajadas; pero no pueden comerse hasta que hayan transcurrido dos o tres meses, aunque son mejores y se conservan de un año para otro.