Se toman ocho huevos frescos, de los cuales se separan las claras de las yemas, batiendo éstas muy de prisa con unos doscientos veinticinco gramos de azúcar en polvo, la cáscara rallada de un limón, tres o cuatro cucharadas de crema muy espesa y un poco de sal.
Luego se unen las claras, muy batidas, con las yemas, se vuelve a batir todo junto, friéndolo en una sartén con manteca, como cualquier otra tortilla. Al terminarla se espolvorea de azúcar blanca en polvo, pasándole por encima la pala o una plancha hecha ascua.