Se pelan y pican los tomates. Luego se los pone por cada kilo de tomate, picado y bien escurrido, un gramo de ácido salicílico, se revuelve bien y con ayuda de un embudito a propósito, con el tubo cortito, se van llenando hasta el cuello las botellas.
Se tienen hirviendo los tapones y se van tapando, con la máquina de taponar, o con ayuda de un pequeño mazo de madera.
Para conservarlas perfectamente basta con tenerlas acostadas; pero con este sistema no necesitan las botellas pez, cuerdas ni baño maría. Esta manera de prepararlas es la más cómoda y sencilla, siendo de positivos resultados.