Se tienen cocidas en agua con sal, tres jícaras de arroz que quede bien blando.
Después se machaca y pasa por un colador para reducirlo a puré, ayudando a pasarlo con unas cucharadas de caldo; se pasa de nuevo por otro colador para que quede más fino, formando una especie de puche clara; se le ponen entonces cinco yemas batidas, y en la sopera se vierte sobre pedacitos de jamón y cuadraditos de pan frito.