Se limpian con un paño, sin mojarlas, y se ponen en un barreño con sal en abundancia.
Pasadas unas horas se colocan por capas en una orza, alternando una de setas y otra de sal, que queden bien cubiertas de sal al terminar. El jugo que hayan soltado en el barreño se tira, y de esta forma duran de un año para otro.
Para hacer uso de ellas basta ponerlas en agua para desalarlas.