Se baten uno o más huevos. Cuando estén bien batidos, se les pone harina, hasta formar una masa, con la que, bien trabajada, se forman unas tortas finísimas y muy extendidas.
Estas tortas se untan después con huevo batido o con clara de huevo sin batir; se espolvorean de azúcar tamizado y se cuecen en el horno, resultando una pasta quebradiza y de sabor parecido a galleta.