Para dar color más o menos rojo se pone en una cacerola con manteca de vaca o de cerdo, una o dos cucharadas de harina, a la que se hace tomar el color más o menos dorado que se desea, haciendo después la salsa que se quiera.
Esto ha de hacerse a fuego vivo, y en el momento que tome el color deseado se le agrega caldo del cocido, caldo de la vianda a que se destine o agua sencillamente, resultando fino y a propósito para carnes y aves.
Para hacer salsa rubia blanca o espeso blanco se procede exactamente igual, cuidando que no se tueste la harina, pero que quede bien trabada, añadiendo más harina, si es preciso, antes que la grasa esté hirviendo.
De este modo se hace la mezcla o trabazón del glaseado.