Para preparar este potaje, que se sirve en la sopera, donde se tendrán unas rebanaditas de pan tostado, se toman los pescados frescos que se quieran, resultando muy bien la combinación de rape, congrio, mero y pajel, en más o menos cantidad, según los comensales que hayan de servirse del condimento.
Limpios y preparados los pescados, se cuecen en una cacerola con agua en abundancia, una cebolla mediana en pedazos, una zanahoria en ruedas, un diente de ajo con cáscara y despachurrado, sal, pimienta en grano y un ramillete compuesto de una hoja de laurel, una rama de perejil y otra de tomillo.
Todo esto se cuece a fuego vivo por espacio de cincuenta o sesenta minutos, y apartándolo luego se escurre por un colador, se limpian de espinas y piel los pescados, que se machacan después en el mortero, rehogando la pasta obtenida en una cacerola con aceite, sin que llegue a dorarse.
Cuando esté rehogado se le añade el caldo de cocerlo y un vaso de buen vino blanco y duro, se le agrega un polvo de pimienta y un clavillo molido. Se prueba para ver si está bien sazonado, y dejándolo cocer a fuego suave, por espacio de veinte o treinta minutos, se vierte sobre las rebanadas, que están en la sopera, y se sirve.