Se pica perfectamente un cuarto de kilo de carne cruda de perdiz, se reduce a pasta y se le va añadiendo, en varias veces, doscientos gramos de miga de pan y luego otros doscientos de manteca, también poquito a poco.
Hecho esto se sazona de sal y nuez moscada, se le agregan cinco yemas de huevo y se revuelve bien la mezcla sobre el fuego, hasta que quede bien cocida, moviéndola continuamente con cuchara de madera.