Se les sacan los hígados a dos o tres conejos tiernos y se ponen aparte, rehogando los conejos, partidos en pedazos, con manteca mezclada con tocino derretido. Al rehogarlos se sazonan de sal y pimienta, y después se les pone una cucharada de harina. Al dorarse ésta, se le echa un vaso de vino blanco y otra cantidad igual de caldo; se dejan cocer los conejos, y cuando están tiernos se sacan, dejando reducir la salsa un momento, espesándola con un picadillo hecho de los hígados, un poco de tocino y perejil.
Entonces se colocan, formando pirámide, los trozos de conejo, en un plato que resista el fuego; se vierte por encima la salsa, bien reducida; se cubre con una fina capa de masa de hojaldre, y se cuece en el horno por espacio de veinte o treinta minutos, sirviéndolo cuando el hojaldre está dorado.