Al apartar las carnes del cerdo para las diferentes preparaciones a que se destinan, se van tomando de ellas; para hacer estas morcillas, la parte musculosa, nerviosa y demás desperdicios de las carnes, como algo del riñón y corazón, restos de tripa, vientre, livianos y manteca o carnes grasientas.
Las tripas, vientre y demás partes que lo requieran, se encallan o cuecen antes, y después de picado todo se le pone sangre, quedando la masa espesa; se sazona de sal y especias, según el gusto, no poniéndole nunca cebolla, y cuando esté bien sazonada y trabajada la pasta se embute en tripas de cerdo o ternera, cociéndolas como todas.
Así duran más de un año.