Es esta una de las mejores y más sencillas maneras de preparar las judías verdes, tanto que, ocupando poco espacio en la despensa, se conservan tan bien, que al ir a gastarlas, después de cocidas, parece que se acabaron de cortar de las matas.
Para prepararlas, se les despunta por los dos lados, y se pasan con una aguja, enhebrada en hilo grueso, por una de sus puntas, formando con ellas una especie de rosario, que se introduce en agua hirviendo, teniéndolas así unos dos minutos.
Después se cuelgan a la sombra y en sitio aireado, dejándolas secarse muy bien, para meterlas luego en saquitos de papel, que se cuelgan en sitio seco.
Si quieren secarse antes, pueden ponerse en el horno, tibio, y si no se les quiere ensartar, se escaldan dentro de una cestita; pero es mejor del otro modo, cuando hayan de secarse al aire.
Lo que no debe hacerse nunca es secarlas al sol, porque perderían el color.