Se toman doscientos cincuenta gramos, en partes iguales, de pan y queso rallados; el queso debe ser de Gruyere o parmesano, para que resulte mejor; se amasa con sal, pimienta, cuatro yemas de huevo y un poco de aceite. Esta salsa se pone en un plato a propósito para gratín y se mete en el horno.
Cuando empieza a colorearse se le echan huevos enteros encima, hasta cubrirla; estos huevos, que estarán crudos y partidos, se espolvorean de sal fina, pimienta en polvo y ralladuras de queso; se rocían de aceite fino, se cuajan en el horno y, cuando estén duras las claras y blandas las yemas, se sirven.