Para hacer este plato, suculento y apetitoso, se emplea harina de almortas o muelas, como en algunos sitios llaman a dicha leguminosa.
Se fríe primeramente en aceite, papada de cerdo, hecha pequeños pedacitos; si gustan coloradas, se fríe con esto unos pedacitos de chorizo o lomo embuchado.
Cuando todo está frito, se aparta, y en la grasa que queda en la sartén, se echa pimentón (solamente cuando no lleve chorizo, porque si se ha frito éste, el pimentón se suprime), una chispa de clavillo, pimienta y alcaravea, molido todo.
Hecho esto; se le va adicionando, en porciones, la harina, para que se dore en la grasa, poniéndole luego agua caliente, hasta deshacer, la harina. Se deja cocer sin parar de moverlo, hasta que esté la harina cocida, y que no sepa a cruda la mezcla.
Al servirlas, se colocan en una fuente con los trozos de papada encima de ellas, y se rodean con las tajadas de chorizo, si se han frito.