Se exprimen las fresas para sacarles el jugo; esta operación se hace, a ser posible, sin agua; pero si hay necesidad de ponerle alguna, que sea poca y templada.
Hecho esto, se baten yemas de huevo en proporción al jugo de fresas; se le echa azúcar al paladar y un polvo de canela. Bien mezclado todo, se pone en la flanera bañada en azúcar quemada, cociéndolo al baño maría hasta que esté en su punto. Se saca del molde cuando esté bien frío.
Para cada libra de fresas puede calcularse cinco yemas de huevo y azúcar y canela al paladar.