Para un cuartillo de leche, ocho yemas y azúcar al paladar; la leche, cocida con un palito de canela y fría después.
Se baten las yemas aparte con cuatro o cinco cucharadas de azúcar, y así que esté la leche fría, se junta todo esto y se mueve bien para que se deshagan las yemas, se cuela luego y se coloca en la flanera, untada de manteca o azúcar tostada para que la pasta no se pegue.
Se pone a cocer al baño maría con lumbre sobre la tapadera del molde, y para ver si está cocido, se le introduce una aguja de hacer media, que cuando salga seca estará terminado.
Entonces se aparta, dejándolo enfriar y volcando después el molde para sacarlo.