Esta ensalada, sencillísima, no suelen hacerla bien todas las cocineras.
Para que resulte mejor, se toman pimientos encarnados y verdes, duros, en partes iguales; se asan debajo de la hornilla, y mejor aun en el horno; se asa también con ellos, sin que se queme, una cabeza de ajos y un tomate; cuando los pimientos están bien asados, se sacan y echan dentro de un puchero en seco, esto es, solos; se tapa el puchero muy bien, y pasado un rato, se pelan.
Para pelarlos, no debe mojárseles, sino que se ponen en un paño limpio, y allí se les va quitando la piel con mucho cuidado. Hecho esto, se colocan en un plato o ensaladera; se les agregan los ajos asados, pelados y limpios; se aliñan con aceite, vinagre, sal, una chispa de agua, tomate asado, y se sirven.
Hecha así la ensalada, resulta muy sabrosa; pero como mejor queda, es si en el caldo se le deshace una yema de huevo duro y se le pica la clara en pedacitos, y mejor y más vistosa si se adorna la ensaladera con huevos cocidos, partidos en ruedas.