Este embustido, es muy agradable, aunque su confección parezca un poco extraña.
Para hacerlo se cuela la sangre líquida del cerdo, se le pone sal, una cucharada de mejorana seca molida, tocino cortado en forma de dados pequeños, un cuarto de litro de leche fresca y los sesos del cerdo mezclados con perejil muy picadito.
Todo esto se revuelve muy bien, embutiéndolo en los intestinos rectos del cerdo, que estarán muy limpios y cortados de un largo de quince centímetros, atados por abajo.
Una vez llenos, y atados por los extremos, se cuecen, y cuando parezca que están cocidos se pinchan, apartándolos del fuego si no dan sangre; se enfrían luego, y para servirse de ellas se vuelven a calentar, comiéndolas en rodajas, como fiambre.