Con el café ocurría en tiempos pasados lo que con el té, siendo generalmente tomado como medicamento, en forma de agua de bellotas, que apenas si teñía las tazas.
Ahora que la industria del café tostado ha adquirido tan gran importancia, vulgarizándose su uso extraordinariamente, son muchísimas y buenas las clases que el comercio expende; ya preparadas, para moler y confeccionar esta aromática bebida, que tan entusiastas aficionados tiene.
Es excitante en alto grado, sobretodo para las personas nerviosas, que deben abstenerse de tomarla, por mucho que les agrade. Es notorio también que desvela; pero es tal la fuerza de la sugestión, que a veces hemos visto personas nerviosas, a las que no puede menos de perjudicar, que toman con mucha frecuencia esta bebida, pretendiendo que, si necesitan velar y tienen sueño, el café se lo quita, y si tienen insomnio, les produce un sueño tranquilo y reparador. Hacen del café una panacea, como los que tienen fe ciega en las virtudes curativas del aguardiente, que lo usan constantemente para curar dolores, imaginarios muchas veces, o para arreglarse el estómago, haciéndolo pasar entre pecho y espalda.
Cuando no se quiere gastar café del que se compra ya tostado, y se desea tostar en casa, puede hacerse así, si gusta.