Se baten doce yemas de huevo y cuatro vasos de vino de Málaga, seis onzas de azúcar y un poco de canela; todo unido, se pone en una cacerola, sobre fuego vivo; se mueve de prisa con un molinillo de chocolate, hasta que la espuma haya llenado la cacerola.
Hay que servirla inmediatamente, puesta en jícaras a propósito para servir cremas.