Ésta es muy conveniente a veces, sobre todo en las casas de campo un poco apartadas de los mercados.
De cualquier clase que sean las carnes se asan, se espolvorean de sal estando aún calientes y se ponen en una fuente, que se cubre con un papel blanco. Cada día se les cambia la fuente o plato, y de esta forma se conservan por algunos días.