Se desgranan, procurando no estropearlas mucho, una cantidad de grosellas encarnadas y blancas en partes iguales.
Se ponen en una cacerola, para que hiervan con media libra de frambuesas por cada siete de grosellas; se les deja dar un hervor solamente, para pasarlas después por un tamiz, apretándolas para extraerles bien el jugo. Si el fruto se pesó al desgranarlo, se pone por cada libra de éste media de azúcar; pero si se pesa el jugo, se echan tres libras de éste por cada dos de azúcar clarificada.
Se pone la mezcla a cocer a fuego vivo; se espuma bien, y se conoce que está hecha la confitura cuando se ponen a enfriar unas gotas de ésta y se ve que quedan cuajadas.