Se parten por la mitad tres o cuatro naranjas de buena clase y tamaño; cada mitad se corta en varios trozos, se les quitan cáscaras y pepitas, y se ponen los pedazos en botes a propósito, por capas, espolvoreando cada una con azúcar molida.
Se tapan y tienen así en maceración y en sitio fresco, durante dos o tres horas, arreglándolos luego en la compotera y vertiendo sobre ellos un poco de jarabe de ron.