Este plato, que resulta bonito y delicado, se prepara con aves, tales como calandrias, cogujadas, malvises, alondras, etc., y hasta puede hacerse de zorzales y tordos cuando están gordos, como ocurre en el invierno, que se ceban en viñas y olivares, resultando también delicado si se hace con los pajaritos llamados hortelanos.
Este manjar bien preparado y presentado es plato propio de mesas de lujo.
Se toma una cantidad de las aves preferidas, que se despluman, vacían y limpian perfectamente. Después de vaciados se pican muy finamente las pechugas de algunos, formando con ellas una pasta que se sazona de sal y pimienta y se amasa con manteca de vaca.
Hecho esto se rellena con ella el interior de los demás pájaros, después de haberlos enjuagado bien por dentro con vino blanco, y así rellenos todos se introducen en el horno para que se asen sin tomar color, sacándolos así que estén, y dejándolos enfriar.
Ya fríos, se coloca cada pájaro en un cajetín de papel suficientemente grande para que quede un poco holgado, poniéndole con las pechugas hacia arriba. Entonces se unta bien con vino blanco, por medio de un pincel, y luego se cubre el ave con buena gelatina de consomé, llenando con ella el cajetín; la gelatina llevará unas trufas o champiñones, finamente picados.
Se deja cuajar la gelatina en sitio fresco, y se sirven sobre una bonita bandeja.