Se procura que éstas estén recién cogidas y no muy maduras; se deshuesan con cuidado, y limpiándolas con un paño se colocan en frascos de cristal, que se llenan de almíbar a veinticinco grados.
Luego se cuecen al baño maría, por cuatro o cinco minutos, y en estando frías, se tapan y lacran los tapones.