Para conservarlas por largo tiempo, lo mejor es no sacarlas de los erizos y tenerlas amontonadas, volteándolas de vez en cuando para quitarles las que vayan soltándose.
Para guardarlas entre cisco de carbón, ceniza o arena, se secan un poco al sol y se extienden entre arena seca, que las cubra; esto puede hacerse en el granero o en cajones con arena, también cisco o ceniza.