Son muy útiles estas pastillas, por contener, en pequeño volumen, caldo en gran cantidad de sustancias nutritivas, y esta es la mejor manera de conservar los extractos de carnes.
Se ponen en una olla, o marmita, cuatro manos de carne de vaca, un kilogramo de la misma, uno y medio de ternera y cinco de carnero, debiendo ser todas estas carnes de partes magras y musculosas, y cortándolas en pequeños pedacitos, esto es, hechas picadillo.
Hecho esto se les cubre de agua, dejándolas hervir por espacio de unas cuantas horas y espumándolo.
Cuando todo esté cocido, se separa la carne del caldo, se exprime por medio de una prensa y se pone a cocer de nuevo con más agua, hasta que se deshaga por completo, dando así toda la sustancia, y entonces separando bien todo el líquido, se exprime nuevamente el residuo fibroso de la carne.
Luego se reúnen los dos líquidos y se dejan enfriar, quitándoles la grasa que forma una capa congelada sobre la carne. Una vez desengrasado se pone el caldo al fuego y se clarifica con tres o cuatro claras de huevo batidas. Se espuma como si fuese almíbar; después se sazona de sal y se cuela a través de una servilleta, poniéndolo al baño maría para que se evapore hasta que quede de la consistencia de una cola espesa. Entonces se vacía en moldes llanos de hoja de lata o sobre la tabla de mármol.
Cuando se haya enfriado, se corta en porciones que cada una contenga suficiente cantidad de sustancia para hacer con ella una taza de caldo, secándolas, por último, en la estufa, hasta quedar quebradizas y firmes.
Si se quieren mejor y más sustanciosas, se ponen a cocer con las carnes un par de gallinas mientras más viejas mejor y cuando no se destinan a enfermos o personas delicadas, se pueden sazonar con las hierbas aromáticas, o especias qué más agraden, contribuyendo a su conservación y pudiendo hacerlas más finas, si a las carnes antes mencionadas se añaden perdices, jamón magro, pichones, salchichón, orejas y patas de cerdo, reducido todo a picadillo.
Teniendo las pastillas bien guardadas en cajas de hoja de lata o en frascos, se conservan perfectamente.
Para usarlas basta poner una pastilla en una taza de agua, la cual se calienta para que se disuelva bien, siendo esta manera de extraer la sustancia a la carne mucho mejor y de más positivos resultados que todos los extractos de carne conocidos y que el comercio expende anunciándolos pomposamente.