Para hacer esta guarnición, que tan agradable a la vista resulta en algunos platos, hay que preparar el perejil, cortándole los tronchos y dejando las hojas tan sólo.
Para freírlo, se pone una sartén con aceite y, echando el perejil en ella, se seca antes de que se ponga negro y se coloca en el fondo del plato en que haya de servirse, formando una especie de praderita.