Se le corta a un bizcocho redondo la parte superior lo más igual que sea posible, para que quede como una tapadera, y vaciándole y ahuecándole, se rellena con la crema que se prefiera, mezclada con su miga, y se le cubre con la tapadera qué se le quitó.
Después se baña todo con almíbar a punto de bola; se le coloca en medio de la tapadera una cereza, o varias, en dulce, y por el borde se le ponen más cerezas, poniéndole también otra fila igual por abajo.
Alrededor del bizcocho puede adornarse con azúcar glas, teñido de verde o carmín.