Para cinco yemas de huevo se toma un cuartillo de almíbar de glacé, dieciséis a dieciocho grados. Se baten las yemas y un poquito de nata, si gusta (si se pone la nata hay que batirlo mucho más); se une entonces con el almíbar tibio, se le añade vainilla y, cuando está bien unido, se echa en el molde, y poniéndole entre hielo y sal se deja por espacio de tres o cuatro horas.
Al ir a sacarlo del molde se le pone un momento, con ligereza, en agua caliente para que se desprenda mejor.