Se rehogan con dos cucharadas de aceite una cebolla, una zanahoria y un diente de ajo, picado todo.
Cuando está dorado se le adiciona media cucharadita de pimentón, que se deja freír un poco, sin que se queme. Entonces se le agregan al frito un kilo de tomates, partidos en pedazos, se deja cocer todo suavemente por espacio de una hora con una hoja de laurel, perejil y sal; se cuela por un tamiz, y puede servirse.